¿Cómo entrarán los Ricos?
Por Paul Ravenhill




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Esto es el todo de nuestro problema... el reino es de los pobres!

El rico es el que tiene ... y en el reino de Dios, el que tiene posesiones propias (o piensa que las tiene), es automática y completamente excluido de participar de las cosas que Dios entrega.
El pobre es el que no tiene ... y es a estos que Dios concede. Estos son aquellos en cuyos vasos vacíos Dios derrama las cosas de Su reino.

No se trata solamente de riquezas de posesiones monetarias.
          Un estudiante pobre es uno a quien le falta capacidad para
          aprender.
                    Un músico pobre es uno a quien le falta talento.
En cambio la persona rica es aquella que posee recursos, sea en el campo intelectual, musical, deportivo, financiero, o cualquier otra área.

"Cuán difícilmente entrarán los ricos..."
      Vivimos en un día en que tanto se enfatizan nuestros recursos.
            Vivimos en un día cuando desde la niñez se nos enseña cuánto valemos.
                  Pero vivimos también en un día de tremenda pobreza espiritual.

Aquí, en la esfera espiritual, estamos faltos de conocimiento, de fuerza, de revelación, de fe, de amor, de gracia.
      Como los Fariseos que pensaban que veían y eran ciegos, así también
      nosotros pensamos que poseemos, pero no tenemos.
            Como la iglesia de Laodicea, nos medimos por nuestros propios
            parámetros y no vemos nuestra verdadera condición.

Más y más en estos días estoy consciente de la inmensidad del reino de Dios, y qué abismal es la falta de nuestro conocimiento de El.

¿Cuán conscientes estamos de la realidad de aquel reino viviente que llena y sostiene todas las cosas?

Alguien me dijo hace muchos años, "La oración no se mide por su extensión sino por su intensidad." Recuerdo una señorita en Paraguay, orando por aquella nación clamaba, "Señor déjame llorar; déjame llorar como uno llora por su hijo unigénito." Que Dios nos de encontrar aquel deseo ardiente que hace que todo lo demás se doblegue ante él hasta traernos al lugar donde nuestras oraciones son oídas y contestadas.

La gente habla de la importancia de tener un sueño en la vida - no lo creo... un sueño, generalmente, viene del interior del ser, y es tan bueno o malo como la vida de la cual brota... la tierra que lo nutre.

Pero una visión espiritual viene desde afuera,
      Más allá de nuestro mundo,
            Más allá de nuestra experiencia,
                  Más allá de nuestro conocimiento.
Es una revelación impartida desde el mundo de Dios, más allá del intelecto y enseñanza del hombre.

Si Dios no puede darnos visión, si somos dejados con solo los sueños de nuestro hechura - perecemos!

Escribí al principio de este año acerca de Israel siendo guiados por un profeta - uno cuyos ojos habían sido abiertos.

Creo hoy más que nunca que lo que necesitamos como pueblo de Dios es tener nuestros ojos espirituales abiertos -ver las cosas que El ha preparado y los caminos que El pone delante de nosotros.

"Venga tu reino..."
      No vale la pena orarlo al menos que sepamos de qué se trata.
      Y no hay manera de saber de qué se trata sino por revelación.
      Y no hay manera de encontrar revelación sino por la búsqueda.

Juliana de Norwich dijo algo así:
      Dios hace que deseemos una cosa
            Y que busquemos esa cosa,
                  Porque El deseó que tengamos esa cosa.

El deseó para nosotros Luz.
El es Luz y desea que nosotros deseemos y busquemos la Luz... hasta que puede inundar nuestras almas con esa Luz.
No es Luz solamente en el sentido de seguridad interior, mas Luz para iluminar cada área de este mundo oscuro alrededor nuestro.
Luz que brilla en lugar oscuro.
Luz para cada día - y cada camino.
Luz que no dejará de brillar hasta que lleguemos a ese lugar donde no hay tinieblas.

Dios deseó para nosotros una vida transformada.
Una vida donde ya no estamos llenos de nosotros mismos y de nuestros recursos, sino vaciados para que El pueda llenarnos de Sí mismo.

Que El nos conceda el poder atrayente de Su Luz, y el temor de la oscuridad que nos llevará a la Luz de Su Presencia.


Copyright ©1999 por Paul Ravenhill

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